El patito feo: una historia de aceptación y diversidad

Había una vez un pequeño patito que nació en una granja junto a sus hermanos y hermanas. Desde el momento en que salió del huevo, todos se dieron cuenta de que era diferente a los demás.

 

–¡Mira qué patito más extraño! –dijo uno de sus hermanos.

 

–¿Por qué tiene ese color gris y esas patas tan largas? –preguntó otro.

 

El pequeño patito se sintió triste y solo, y deseó ser como los demás. Pero por mucho que intentara imitar a sus hermanos y hermanas, siempre parecía desentonar.

 

Un día, mientras paseaba por el estanque, se encontró con una familia de cisnes.

 

–Hola, pequeño polluelo ¿Por qué estás tan triste? –dijo la madre cisne.

 

–Porque soy diferente a los demás patitos –respondió el pequeño patito con tristeza.

 

–Pero ser diferente está bien. Además, es imposible que todos seamos iguales. Mira tus patas largas, son perfectas para nadar en aguas profundas. Y tu plumaje gris es único y hermoso –dijo la madre cisne.

 

El pequeño patito se sintió mejor después de hablar con la madre cisne. Y poco a poco, comenzó a aceptarse a sí mismo como era.

 

Un día, mientras nadaba en el estanque, sus hermanos y hermanas lo vieron y se sorprendieron al ver lo cambiado que estaba.

 

–¡Mira! ¡El patito se ha convertido en un hermoso cisne! –exclamó uno de ellos.

 

El pequeño patito sonrió, feliz de haber encontrado su identidad en el mundo.

 

–Gracias por enseñarme que ser diferente es algo bueno –dijo agradecido a la mamá cisne.

 

Desde ese día, el patito se convirtió en un gran defensor de la diversidad. Cuando veía a otros patitos que parecían diferentes, se acercaba a ellos y les decía:

 

–No te preocupes por ser diferente, eso es lo que hace al mundo un lugar tan hermoso y lleno de diversidad.

 

Poco a poco, los demás patitos comenzaron a aceptarse a sí mismos y a los demás tal como eran. De esta manera, el pequeño patito se convirtió en un gran ejemplo de aceptación y amor por la diversidad.

 

Fin